Por Dalia C. Arocha

 

A las 9:45 p.m. del día 19 de febrero de 1963, a la temprana edad de 43 años, se extinguió la vida de uno de los cantantes y compositores más geniales que haya dado Cuba: Benny Moré, quien por sus grandes méritos en el arte de la música se ganó los epítetos de El Bárbaro del Ritmo, así como de El Sonero Mayor.

Nacido en el seno de una humilde familia en la villareña Santa Isabel de las Lajas (actual provincia de Cienfuegos), sus funerales dieron la medida de su inmensa popularidad. Desde que se supo la noticia, una gran multitud de pueblo lo acompañó, pues su muerte conmovió a todos los sectores de la población.

Por petición expresa del propio artista, tanto los funerales como el entierro de sus restos mortales ocurrieron en su pueblo natal. Durante todo el recorrido de la caravana morturia, que partió desde La Habana, a lo largo de la Carretera Central, los poblados y ciudades paralizaban prácticamente sus labores para darle el último adiós a su ídolo. Una vez en su pueblo, en el Barrio de la Guinea, la Sociedad de los Congos lo despidió con un solemne ritual de origen bantú en la sede de dicha institución, a base de banderas para abrir los caminos y espantar los malos espíritus

Bartolomé Maximiliano Moré, El Benny, fue bohemio, trashumante, sincero, desbordado, mujeriego, sensual, tierno, violento, derrochador; pero, sobre todo, un cubano auténtico. No fue un hombre perfecto: los orishas tampoco lo son.

Si usted desea conocer un poco más sobre la vida y obra de Benny Moré y de sus grandes éxitos, le invito a visitar la Biblioteca Municipal “Tania la Guerrillera”, de Cumanayagua, Cienfuegos, y en la Sala de Arte y Literatura encontrará el libro Benny Moré, de la autoría de Raúl Martínez Rodríguez (Jagüey Grande, 1963), músico, investigador y promotor cultural, del cual también contamos con su libro Ellos hacen la música cubana.

                De modo que a partir de ahora se mantiene la invitación.