Por Osmel Valdés

 

Habitan en ti todas las sombras y las bestias conformes.
Los abismos del bien.
He dicho tu esplendor sin pronunciar el ojo, ni el salitre,
sin que te anuncies llena sobre el plato.
Trae tus peces de alquitrán.
Tus mieses.
Yo pondré un cielo en ti de crisantemos y menguarás despacio,
inofensiva
como si no fueras la casa de otros seres.
Como si no fueras el quicio de esta casa.