Por Maria Herrera
Pido perdón a mi cara fingida
por la crueldad de obligarla
al momento capturado
en un jardín pintando
por imágenes de mundos artificiales...
Solo pido perdón
a una de mis sombras […]
lúgubre brillo.
Tengo derecho a bañar
los soles de mi rostro...
A empotrar mi destino
en claustro del silencio que no avanza.