Por Fernando Andrés Chelle Pujolar
En el mes de junio del año 2015, después de publicar El cuento latinoamericano fantástico en Río de la Plata, me propuse continuar con los ensayos de carácter literario, sobre cuentistas que incursionaron en el cuento fantástico, ya no solo de la zona del Río de la Plata, sino que mi interés era extender esos estudios a diferentes autores, en principio, latinoamericanos. De esos ensayos, salvo el que se refiere al cuento "El almohadón de plumas", de Horacio Quiroga, ese relato que narra la muerte inexplicable de una mujer, tras ser víctima de un animal extraño que vive en un almohadón, todos los demás fueron publicados inicialmente en las páginas de Vadenuevo.
Allí publiqué dos estudios sobre Felisberto Hernández, uno sobre los defensores y detractores de su obra, Filisberto Hernández (I), y otro que comprende el análisis literario de Muebles: "El Canario", esa magnífica narración, que de forma fantástica, establece una crítica despiadada a los medios de comunicación al servicio de la publicidad: Filisberto Hernández (II). También publiqué dos trabajos referentes a los escritores que incursionaron en el cuento fantástico en Argentina. De Jorge Luis Borges, un estudio sobre El Aleph, esa obra que tiene como tema principal el enfrentamiento de un individuo al infinito, representado en un objeto, y finalmente, un artículo que titulé "Centenario del nacimiento de Julio Cortázar", que trata de una lectura comentada de Continuidad de los parques, el espléndido texto que juega como pocos con los planos de la ficción.
Uno de los cuentos fantásticos que siempre me ha gustado, que me impactó desde su primera lectura, es "El guardagujas", del autor mexicano Juan José Arreola, de manera que continué mi periplo ensayístico sobre cuentistas fantásticos latinoamericanos, justamente con ese texto. Se trata de un relato que posibilita una multiplicidad de interpretaciones, algunas más evidentes que otras, pero allí está la sátira sobre el sistema ferroviario mexicano y la industrialización; la crítica al mercantilismo deshumanizante; la alegoría sobre el destino del hombre; la mirada absurda hacia ciertos sistemas políticos e instituciones sociales; en fin, es una gran obra.
Después de trabajar con el cuento de Arreola decidí cambiar mis planes primarios, ya no continuaría buscando cuentos de características fantásticas a lo largo del continente americano, sino que elegiría los relatos que considerara mejor logrados, o más representativos de cada país. Me di cuenta de que los cuentos con que había trabajado hasta el momento, yo los hubiera elegido en una selección de los mejores relatos breves latinoamericanos del siglo pasado. Si reducía mí búsqueda únicamente a los cuentos de características fantásticas, iba a correr el riesgo de elegir textos de una calidad menor, porque, como lo expresé en el artículo El cuento fantástico en el Río de la Plata, esa característica dentro de la cuentística latinoamericana se dio con más intensidad en el Río de la Plata que en el resto de América Latina. De manera que, del proyecto primario, escribir una obra sobre el cuento fantástico latinoamericano, proyecto improbable si se quiere, pasé a algo más ambicioso y por supuesto más subjetivo: escribir una obra sobre los mejores cuentistas y los mejores cuentos latinoamericanos del siglo XX.
Ahora que la obra está terminada, y recién publicada, veo que la podríamos dividir en cuatro bloques temáticos, aunque en la planificación del libro esto no estuvo pensado. Tenemos el bloque de los cuentos fantásticos, constituido por los cinco relatos ya citados. Un segundo bloque estaría formado por los cuentos que tienen como parte de su temática el mundo adolescente. Ellos son: “Felicidad clandestina”, de Clarice Lispector (Clarice Lispector I y Clarice Lispector II), relato que muestra muy bien la maldad, el sufrimiento moral y la humillación que sufre una jovencita por parte de una compañera de colegio; “Día de domingo”, de Mario Vargas Llosa, donde encontramos el enfrentamiento que se establece entre dos jóvenes por el amor de una chica; finalmente, “Un regalo para Julia”, de Francisco Massiani, que al igual que los otros dos textos referidos se centra en el complejo mundo adolescente, particularmente en la inseguridad y las vacilaciones propias de esta etapa vital. El tercer bloque estaría formado únicamente por dos relatos que giran en torno a la temática referente a la Guerra del Chaco, ese conflicto bélico que enfrentó a bolivianos y paraguayos entre los años 1932 y 1935. Uno de los textos es “La excavación”, el magistral relato de Augusto Roa Bastos, que muestra la lucha agónica de un hombre por lograr la libertad, donde se refiere alternativamente, tanto a las guerras intestinas paraguayas, como a la Guerra del Chaco. El otro relato del bloque encierra algunas vivencias de la misma guerra, pero muestra la otra cara de la moneda: muestra la guerra vista desde el bando boliviano. Me refiero al cuento titulado “El pozo”, del brillante escritor boliviano Augusto Céspedes. Es un relato centrado en las desdichas y esperanzas de un grupo de soldados bolivianos en torno a un pozo estéril del que buscan infructuosamente sacar agua y por el que darán sus vidas en un enfrentamiento inútil, como esa propia guerra. Finalmente, el cuarto y último bloque de los cuentos estudiados en el libro estaría constituido por tres autores con voz propia, con un estilo que los caracteriza y los diferencia del resto de cuentistas. Aquí encontramos a “Sensini”, quizás el cuento más conocido y representativo de Roberto Bolaño, cuyo tema gira en torno a la creación literaria y a los concursos literarios. Es un texto que desnuda la realidad que tienen que enfrentar dos escritores no consagrados en el exilio, que buscan en los concursos literarios de provincia, no la gloria y el reconocimiento, sino más bien un incentivo económico que les permita paliar la situación de necesidades que pasan a diario. Otro autor con voz propia que podríamos colocar en este bloque, en esta suerte de separación arbitraria y práctica que se me ha dado por establecer, es Gabriel García Márquez. Del autor colombiano elegí para el análisis literario el relato titulado “Un día de estos” (Gabriel García Márquez I y Gabriel García Márquez II), texto perteneciente a su primer libro de cuentos: Los funerales de la Mamá Grande. Se trata de un cuento que muestra la tregua que se establece dentro del conflicto ideológico, entre el pueblo (representado por un dentista) y el Estado (representado por un alcalde), y la inversión de los poderes, donde el pueblo, al menos por un momento, impone sus normas. El último relato de este bloque es “Un hombre muerto a puntapiés”, del mejor cuentista ecuatoriano de todos los tiempos, Pablo Palacio. Es un cuento que tiene como tema central la agresión, las conductas violentas y las problemáticas sociales que derivaban de la intolerancia a la aceptación de opciones sexuales diferentes, en el Quito que le tocó vivir al autor.
Prólogo del libro El cuento latinoamericano en el siglo XX, diciembre de 2016 (N del A).
Blog del autor: PALABRA ESCRITA