Por Erick J. López

"Si alguna vez hubo amor"
fue tu frase al despedirte,
nunca imaginé que al irte
dejaras tanto dolor.
Yo no te guardo rencor
a pesar de todo el daño;
hoy se cumple más de un año
de la amarga despedida
y aún me duele la herida,
pero por fin no te extraño.

No extraño nada de ti:
ni tus besos, ni tus brazos,
ni tus caricias y abrazos,
en los que yo me perdí.

Ya se han marchado de mí
los recuerdos del sabor
de tus labios, y el olor
de tu cuerpo singular,
que solo valdría guardar
"si alguna vez hubo amor".

"Si alguna vez hubo amor",
dime por qué destrozaste
lo que a mí lado creaste
volviéndome soñador.
Soñaba un mundo mejor
siendo feliz a tu lado.
Pero tú con ese helado
corazón malsano y cruel,
destruiste el sueño aquel,
dejándome desolado.

Tirado en el abandono,
odiando tanto quererte,
hoy para tu buena suerte,
sin pedirlo, te perdono.
¿Sabes? Esto lo menciono,
pues me hace sentir mejor
saber que en mí no hay rencor,
saber que en mí no hay veneno.
Yo me quedo con lo bueno
"si alguna vez hubo amor".