Por Víctor M. Toledo

 

I

Canto por agua
por toda mi potencia de león
perdida en la ternura de tus ojos
por mis ramas vencidas en tu cuerpo
que asume la forma de los árboles
por lo escarlata de tus caracoles
las blancas montañas de tus águilas
y el bosque azul de tus cerezos
Canto por agua
por esta inmensidad de cereales
esta dimensión de hueco
por la navegación
y este grito que danza
extraño plenilunio de la noche de coágulos
canteras de existencia
en el nombre del pacto
y de la herrumbre


V

Toda eres llovizna
y bosques de avenidas
más allá de tu piel
la libertad es excitante
Asumes tus doctrinas
en el astro central
toda entera
el viento te castiga
Yo persigo tu luz
que es el abismo
y es el borde
atestiguo tus ansias
muerdo tu ausencia
y son las nueces

De Humedades (1968-1969).


I

En ti busqué otra aventura y encontré
Una nueva villa

En tu cuerpo sereno encontré una
primavera puesta al ritmo del corazón
de los árboles

Hoy me columpio en tu cabellera
como chiquillo enloquecido
me hacen vibrar las olas de tus manos

Me enamora tu silencio


VIII

Arde la flama blanca
del secreto de la flor
dicho en voz baja
su oreja es una cueva ardiente
de donde brota
la concepción de este silencio
bajo cuya protección palpitan
nuestras pieles

La lengua rompe su función cotidiana
para volverse el ave
que vuela sobre el manantial íntimo de los sudores
la manta ardiente sobre la nave lisa del muslo
o el atrio silencioso
para la religión de la axila

De la fertilidad de la luna
de su virtual transposición
el labio toma el arco
que lo anima a convertirse en flecha
y el tiempo atravesado por la dicha
pide perdón
a la ansiedad de la fruta

Y así
como impulsado por caballos
el grito bajo el agua
la sangre misma es convertida en arpa
en cabellera espléndida

La estrella de la vida lograr reblandecer
el duro limo de la piel

De Tiempos de siembra (1981-1982.


I

Iluminados
vuelven los caracoles con sus cuerpos
la luz es el encaje
con que el agua logra bordar
el efímero rostro


XXXIII

Los cuerpos trenzándose
en la hoguera
son árboles de follaje desbocado
las tenues túnicas las que incendia
el viento voraz

De Los misterios del cuerpo (1982-1989).


X

Ante la luz ausente
y sin memoria
un pájaro inventa
la noche y la mañana


XIII

Clavicémbalo
detén este sonido de sombreros
blancos
esta continuidad de luces
cuyo final nunca veremos
este destrozar los amuletos
los objetos sagrados
Clavicémbalo
convierte en caos este orden
que no queden en pie los suspiros
metálicos
que ya no se distinga esta oración
de asbesto
que no se pierda el ritmo
en que entonamos
estas agrias canciones

De Lejano éxtasis (1992).


I

Esta es la historia del ojo
en el ombligo de la cédula
por medio de la cual la compañía
mandó asesinar
a un millón de ciudadanos
que se negaron a aceptar
la vestimenta
de los consumidores


V

Para evitar suspicacias
y uno que otro cadáver
su excelencia mandó cercar
todos los paisajes de la tierra
y envolver las flores
con grandes hojas de plástico
Fueron los nuevos tiempos
De la consagración
y el granero perfumado

De Cantos mexicanos de fin de siglo (1993).


Ajedrez

Muerte y día; día y muerte:
bajo la sombra del alfil
huye el corazón embelesado
hacia la reina
¿Ah la vida!
apasionada flor
aliento dulce
la misteriosa noche de Minerva
el ajedrez
el caballo gritando su locura
lejanos éxtasis
ensoñaciones
en el claroscuro del tiempo

                                        Invierno 1982


Un año

Tiene apenas un año
y ha aprendido a cantar
de su rostro nacen sueños transparentes
sus manos solo muestran huellas
de juegos

Tiene la fragilidad de la plántula
la vigorosa fuerza del capullo
Él es el porvenir
los ojos viendo más allá del futuro
la voz en los crepúsculos inalcanzables
el movimiento de un cuerpo ya inerte
el aliento que logra trascender
la respiración de la tierra

                                                Feb/Sept 1986

De Cantos de casa (1982-1988).


RETRATO

Yaces sentada
y la lluvia cae sobre tus poros

Yo sólo recuerdo esa mirada tuya
que vaga como estrella

Eres y no eres parte de tus sueños
pero más vale dejar las cosas como siempre
a riesgo de que nos invadan los dragones

Tocas el piano en el crepúsculo
cuando llegan los buques
rebosantes de tesoros

Cada árbol simula una sombra misteriosa
que invita a bailar

Tu voz suena como un coro
y las luciérnagas se acercan
a la noche que acaricia

El futuro es un tren que se detiene
Tú simplemente te cubres de silencio

                                                               1984


No es

No es el cuerpo el que seduce
es la palabra
es el gesto
es la sonrisa
es la voz
el movimiento

No es el ojo el que mira
es la mirada
es la magia
es el secreto
es la luna reflejada

No es el labio el que besa
ni la piel la que toca
ni el sol el que embelesa
ni la nave que encalla

                                   Noviembre de 2003