Si te atrae una mujer
por la talla de su pecho,
por su cintura o por sus caderas,
te estás equivocando.
Si lo que más valoras en ellas son los rasgos de su cara,
el color de sus ojos, la longitud de sus piernas
o como se le ve con minifalda,
te sigues equivocando.
Una mujer es su actitud,
su forma de ser, la forma en que te trata y te mira,
su risa y sus silencios.
Una mujer es su inteligencia, su rebeldía,
su entrega, su generosidad, su capacidad de hacer varias
cosas simultáneamente, sus manías.
Lo mejor de una mujer no es su envoltorio, es lo que hay dentro:
su humor, sus ocurrencias, su valentía, su forma de pensar...
Un hombre de verdad,
un hombre inteligente,
se enamora de lo que otros ni se imaginan.
Ese hombre puede ver, lo que otros ni imaginan que exista,
y eso, amigos, tiene un premio…
y se llama felicidad.