Por Delfina Goldaracena

 

Como un banco de arena
deteniendo el tiempo del río profundo
dejo que el agua
tonifique la sangre
(fascinación macabra)
Caminábamos
Tratabas de darme las voces
del viejo pueblo
Casa negra, decías
cuando buscaba el carretel
que me devolviera tu lengua
Esa casa negra
nosotras mismas
madera dura
donde mueren
las historias.
Madre, descansa tu mirada

La niña elegirá sus colores
y te llevará a volar
de la mano
para que juntas
cultiven
una y otra vez
lo absurdo
lo irreverente
dejando que los juncos
absorban los años
y el río
les imbuya palabras de agua
y que el tiempo
evapore la memoria
entre sus manos

 

Con este poema la autora obtuvo el Premio Municipalidad de San Isidro, concurso literario “300 años de la Capellanía de San Isidro”, octubre, 2006. (N. del E.).