Por Raiza K. Olivera

 

De este tiempo solo quedará una algarabía silenciada por ciertas alucinaciones. Un montón de luces superpuestas, dimensiones reducidas a un designio, al deseo infinito de poseer los mundos. No habrá señales claras de este tiempo, no habrá ídolos supervivientes, no quedará nada. Algo así como lo que se ve tras el telescopio invertido, un montón de caras deformes, el universo en la odisea de tomar la figura de dioses, un rumor que pudiera llegar a ser un sonido alentador. Este tiempo dejará el legado insólito del más profundo olvido.

 

Posible ocupación

Soles desando, busco trabajo,
no hallo nada,
no soy zapatera
hay menos zapatos.

Qué tristeza me consume,
tantos zapateros idos
a buscar pieles finas de Alaska
a soñar moldes
Para amar las plantas que pisan
el sendero ciego
por donde se esfuman las almas
sin retorno.

Sentado en mi esquina
posa el cartel que dice
TENGAN LA BONDAD
si existe
DE PERMITIR
que el trabajo
REDIMA
en esta vida.

Ni los avíos perdidos hacen recalo,
y eso es buena señal.

Dejo solo el cartel,
me detengo a ver los romerillos
alamedas con hojas de colores
y cercas empequeñeciendo
hasta desaparecer.

De aquí en lo adelante
creeré mucho más
en que los buenos zapateros
necesitan buenas pieles,
en que hay que abrigarse bien
a bajas temperaturas,
y que, como suelen decir
en las bajas temperaturas
se dan las flores más hermosas