Por Elizabeth Álvarez

Las estrellas nacieron en el firmamento para adornar las oscuras noches, cabalgar por el espacio y desplegar sus cabellos de plata. Todos menos una, que nunca tuvo brillo y sufría al ver la burla de sus hermanas.

—¿Qué haces tú, estrella sin luz? A ti nadie te ve en la tierra ni en el mar.

Y Estrellita a escondidas lloraba su amarga desventura.

—¿Para qué vine al mundo? Mis hermanas corren todas las noches por el espacio y yo no alumbro —se decía.

Ella enfermaba de tristeza y soledad, y muy lejos en la tierra, un cangrejo enamorado de las estrellas suspiraba:

—¡Quién fuera ave para volar y alcanzarlas!

Cangrejito soñaba acostado en la arena de la playa, y por el día bajaba al fondo del mar a contarles a los que allí vivían:

—Ojalá conocieran a las estrellas, son mucho más bellas que cualquier perla que adorne nuestro mar, más hermosas que los corales.

Al pececito Glug le gustaba que el cangrejo hablara de ellas.

—Brillan, tienen cabellos de plata que alisan con peines dorados y retozan con sus hermanas. De día la superficie se mueve mucho, por eso me quedo en mi cueva o bajo al fondo; de noche la playa es nuestra y puedo vislumbrar el cielo.

—Plugg... —se oyó un golpe.

—¿Qué puede ser?  

 Es por allá, vamos a ver…  Se fueron a curiosear.

—¿Qué es eso tan extraño y bonito? No te quedes ahí, Cangrejito, parece que va a morir.

Cuando Glug dijo aquello Cangrejito reaccionó:

—Es...

—Es… ¿qué?...

—¡Una estrella! Vayamos a verla.

—¿Qué haces aquí, Estrellita hermosa?

—¿Hermosa yo?

—Sí, muy bella, no pensé ver una estrella de cerca y ahora se me hace un nudo en la garganta —dijo Cangrejito.

—Me has hecho sonreír, nunca he oído algo parecido, de mis hermanas soy la más fea pues no tengo brillo, todas se burlan de mi; me hicieron sufrir tanto, que enfermé y caí desde el firmamento.

Mientras ellos tres conversaban a su alrededor, se reunieron muchos de los pequeños pobladores del fondo marino.

Allí mismo, se armó la reunión.

—Como habitantes del mar y responsable de las relaciones amistosas propongo que Estrellita se quede a vivir con nosotros —habló Glug.

—¡Siiií… que se quede! —gritaron todos a coro.

—Me siento inmensamente feliz por su acogedora hospitalidad, no sé qué hacer para agradecerles.

—No hay nada que agradecer, nosotros somos los dichosos, porque aquí no teníamos estrellas y con tu presencia harás nuestra vida más agradable.

—¡Viva Estrellita!... —aplaudieron y gritaron todos con fuerza.

—Le prepararemos una cama de algas —propuso el Erizo.

—Te traeremos aretes de perlas —aseguró la Ostra.

 Se hizo una gran fiesta donde hubo confituras y burbujas de aire de muchos colores. Cangrejito no salía de su asombro contemplando la estrella de sus sueños.

 Y desde entonces, al igual que el cielo, el fondo marino tiene estrellas que lo adornan.