Por María F. Jorge
Tiene cara de princesa
y zapatillas muy nuevas.
Con sus aretes dorados
es de mi madre un regalo.
De trapo es su corazón,
pero yo le doy amor.
Siempre ilumina mis sueños
como si fuera una estrella.
Sus cabellos de canela
siempre me dan rosquillita,
y son sus ojos azules
un cielo de nubes bellas.
Más que una linda muñeca,
tengo yo una compañera.