Por Maria Herrera

 

Tú, eres responsable de la ambrosía de mi cuerpo
al que exploras entre lo sutil y montaraz,
eres la perfecta odisea en mi silueta,
donde tus aventuras me desbordan de pasión,
deseo que seas mi Poseidón…
dueño de mis mares, causante de mis elíxires,
el marino que bucea en mis humedades
saciando sus deseos y aumentando los míos,
porque solo tú conoces mi debilidad.
Regálame tu dicha, vuélvete el Dios de mis néctares,
agita hasta lo más profundo de mis anhelos terrenales,
inquieta mis carnes con tu lengua,
humedéceme como tú sabes,
y que sea ella, el tridente de tu reinado
provocando manantiales caóticos
en mi completa humanidad.
Concibe la calma a mi lujuria,
termina tus propósitos en mi cuerpo, en mi sexo…
y cuando lo hagas, te invito a ser mi Poseidón
una y mil veces más.