Por Laura Irene Hernández Simón

(Continuación)

Miécoles 1ro. de octubre

En estos días todo ha empeorado menos el clima, que cada vez conforta más mi estilo. David llegó muy decaído de Santa Clara, y yo sin idea del porqué. Mi papá se separó de mi mamá, así que fuimos unos días para casa de mi abuela. Mi mamá prefiere no abrumarme tanto con sus cosas, a mí, que ya estoy medio loca. Mi tía vino de visita y ni ha pasado a verme. Y yo como si nada: haciéndome la desentendida a toda hora. Al menos así dicen: “¡Ay, pobrecita la niña”, y no me molestan tanto. Al final, no tuve que robarle pétalos de rosa a vecina; mi abuela tiene en su patio rosales que había olvidado casi por completo.

No tengo que contar para saber cuál de los dos tipos de pétalos tengo más: el rojo es la nueva tendencia. No voy a escribir por varios días a ver qué giro le doy a mi vida, para ver si me puedo tragar este nudo tan grande que todavía tengo en la garganta y por momentos me corta la respiración. Solo me relajo un poco cuando escucho de mi mejor amigo (mi iPod) las melodías que necesito. Aunque a veces tengo miedo hasta de él; miedo de que me pase como a Beetovhen y me quede sorda de escuchar tanta música.  

(Continuará)