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Por Claudia T. Cabrera

 

Un día armado de sol
la babosa dejó el casco:
y bajo un crudo chubasco
dejó libre al caracol.
En bajísimo bemol
la babosita orientaba
al amigo, que buscaba
un ser tierno y bondadoso,
y ese sueño se hizo hermoso:
aquel niño lo esperaba.