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Por Juan Ramón Jiménez


…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
    cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostáljico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
    verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.



Tomado de Corazón en el viento, en Poemas agrestes, 1910-1911. 

Hemos respetado la ortografía propia del autor (N. del E.).