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Por Jorge J. Castillo

 

Tímida hembra, mujer cuasi desnuda,
pasaporte al orgasmo sin frontera.
Tímida niña, lunes-Primavera
Santa. Como un viernes post-Neruda.

Hundidme en ti, felatio puro sexo…
Cuán Sabor, cuán profundo es tu crepúsculo.
Yo nadaría a ritmo bis-minúsculo:
gozar besables muslos; todo plexo.

Tímida hembra de azules capitanes;
fogosa luz, mi tiempo se ilumina
en horas-arcoíris-talismanes.

Un Domingo de Ramos llueve para
sentirte mojadiza piel divina.
Tímida hembra, tormenta que me ampara. 

 

La verdadera e imaginativa historia del único sobreviviente de
un naufragio, de Alguien que navegaba a orillas del Mar Muerto
mucho antes de que Noé construyera su propia Arca


                                       ¡...Tierra...Tierra!
                                           ¡Bendito Sea Dios!