Por Olga L. Martínez

 

De vuelta al beso distraído y loco,
a tu piel con mi lluvia, desmedida,
regreso ansiosa al punto de partida,
donde arderá el deseo poco a poco.

Si juegas al amor consume el vicio.
Si juegas a perderlo lo encarcelas
y no habrá luz, ni paz, ni pasarelas,
donde poner a desfilar tanto desquicio.

Saltarina es la gota que te alcanza
en medio del desorden y el espejo
con pétalos de flores: la venganza.

Comienza el baile con su fiel cortejo,
tus labios aprisionan mi tardanza,
cuando cae la noche en tu reflejo.