pablo

 

Por Yannit Pozo

En unos de los trabajos que más satisfacción me han dado en este país, por innumerables razones, podía escuchar música mientras trabajaba. Un día, cansado de Charles Mingus, quizás, escribí en el buscador algo como: mejor música cubana de todos los tiempos, y apareció Pablo. No lo había escuchado en casi una década. Le di play. Y Pablo empezó a cantar Yolanda. Un segundo después de alzar el volumen, Bonnie, la dueña del negocio, una mujer cultísima y de una

fineza exquisita, se acercó con los ojos muy abiertos y me pregunto quién era ese: “Oh, my God!”, me dijo, “what a beautifull voice!” Y le expliqué sorprendido y orgulloso quién era Pablo Milanés.