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Por Mariam Aguilar


Había una vez una gema mágica que una princesa descubrió y le pidió un deseo: que la dejaran salir del castillo en el cual estaba encerrada. Al otro día sus padres, los reyes, la dejaron salir, pero por descuido dejó a la gema sola en su dormitorio. Un ladrón vino, y cuando la tomó entre sus manos, la gema le avisó a la princesa por medio de una señal que habían acordado. De pronto, la princesa entró en el castillo con la espada de Skalibur, y derrotó al ladrón. A partir de entonces, la gema acompañó a la princesa a todos lados.