Por Maria Herrera


No era un simple sueño del amor en las ideas, 
alimento cual aire en la garganta; 
mi última morada es toda noche perfecta, 
la de luna, la de lluvia, 
la de los sueños sin eternidad. 
¿La vida continúa? ¿Cuál vida? 
Estableceré imperativamente que mi carne hastiada 
crepite cual vientos intensos 
las mentes de quienes a veces me quieren. 
No hay verdad en este, mi universo; 
solo lo que decido creer, 
pero… duran poco mis decisiones… 
y… la verdad yace en el mundo 
de los vanidosos que se creen “razón”. 
Y yo… 
yo uso cristales de arcoíris.