Por Julia de Burgos

Se ha muerto la tiniebla en mis pupilas,
desde que hallé tu corazón
en la ventana de mi rostro enfermo.

¡Oh, pájaro de amor,
que trinas hondo, como un clarín total y solitario,
en la voz de mi pecho!
No hay abandono…
ni habrá miedo jamás en mi sonrisa.

¡Oh, pájaro de amor,
que vas nadando cielo en mi tristeza…!
Más allá de tus ojos
mis crepúsculos sueñan bañarse en tus luces…

¿Es azul el misterio?

Asomada en mí misma contemplo mi rescate,
que me vuelve a la vida en tu destello…

 

Casi alba

Casi alba,
como decir arroyo entre la fuente,
como decir estrella,
como decir paloma en cielo y alas.

Esta noche se ha ido casi aurora,
casi ronda de luna entre montañas,
como una sensación de golondrina
al picar su ilusión en una rama.

Amanecer, sin ramas para huirse,
regreso de emoción hasta su alma,
palomitas de amor entre mis manos
que al asalto de amor subieron castas.

Noche rasgada al tiempo repetido,
detenida ciudad de esencias altas,
como una claridad rompes mi espíritu,
circundas mi emoción como una jaula.

Amor callado y lejos…
tímida vocecita de una dalia,
así te quiero, íntimo,
sin saberte las puertas al mañana,
casi sonrisa abierta entre las risas,
entre juegos de luces, casi alba…

De: El mar y tú (Ediciones Huracán, Colombia, Bogotá, 1996). (N. del E.).