Por Iruan Luis Cordero

A veces soy la voz del otro lado del teléfono,
a veces un aliento,
un mando a distancia por donde te enciendes a veces;
lógicamente una fecha,
un beso que surca el tiempo velozmente,
dos ojos que te miran,
un café que te espera cada mañana,
un cigarro, una mano sobre tu mano,
desesperadamente, una canción.
Y siempre o casi siempre
no más ese silencio
donde sueles guardar tu alma.