Por José Ramón Ojeda (Lolo)

Yves Callewaert quiso de todas maneras llevarme a su país con el torso desnudo, porque me veía bien, tenia 20 años menos y una melena estrepitosa. ¡Que falta irreverente a su gente! ¡Tan llenos ellos de modales y buenas costumbres!

Me instalaron en la 51 St. y 6th. Avenue. Desde allí, por casi dos años, vi pasar grandes hombres y acontecimientos de la vida del hoy moderno. El contrato era por 24 meses, pero la desgracia del terrorismo se apoderó del lugar. Un día me retiraron de la 51St. Me registraron de arriba abajo, especialmente por detrás, buscando Antrac C-4, cualquier cosa que siguiera alterando el ritmo de aquella metrópoli, llena ahora de explosiones y de humo.

No sé adónde fui a parar.

Años después, me comento Yves que todo aquello lo remodelaron para darle una nueva vida, hacer unos esplendorosos Juegos Olímpicos y desterrar a los terroristas al Medio, Cercano o Lejano Oriente.

¡Qué bueno para un cubano encontrarse por casi dos años con la ciudad de Londres!

¡Qué bueno me veía yo, en aquella foto de 2 x 1,50 metros!