Por Antonio Velázquez

El cocuyo hace derroche
del sueño durante el día,
cargando la batería
hasta que llega la noche.
Cuando el día cierra el broche
de la claridad, montones
de cocuyos en rincones,
y en el aire se revelan
como linternas que vuelan
en distintas direcciones.

De: El silencio mira. Ediciones Centro Cairos. (N. del E.)